jueves, 19 de agosto de 2010

¿Comunión adelantada?


Imaginen, señores, un pedazo de plastilina. Un moldeable y modesto pedazo de plastilina. Ese pedazo, esa pequeña porción, no es del todo suya, pero está bajo su responsabilidad. Pueden intentar cambiar su forma , o pueden dejar que otros lo hagan; ahora es fácil porque está blanda. Pero, con el tiempo, la plastilina se irá endureciendo, cada vez será más difícil moldearla, y la forma que hayan moldeado, o permitido moldear, será la que se endurecerá, será la que permanecerá, pues cada vez el pedazo de plastilina será más duro, hasta que llegue un momento en que ya no será posible cambiarlo. Y entonces, señores, podrán observar lo que, en gran parte, ha sido su obra, su creación, y podrán ustedes admirarlo, o repudiarlo.

Imaginen ahora que el pedazo de plastilina es la mente, el cerebro, llámenlo como diablos quieran, de su hijos. Al principio, en su más tierna infancia, es cuando la mente es más vulnerable, está blanda, y es susceptible a cualquier modificación. Los niños ven y repiten. Los niños aprenden muy rápido, se dice. Y esta capacidad de imitación es mayor en la niñez; imaginen también una esponja que absorbe el líquido en el cual ustedes la sumergen. ¿Amor y cariño en el hogar? El niño aprende. ¿Violencia doméstica, gritos? El niño también aprende. Tal vez piensen que es demasiado joven, pero las imágenes quedarán grabadas en su subconsciente, y numerosos estudios afirman que un niño que se ha criado entre violencia, normalizará estas situaciones y tendrá más probabilidades de continuar él mismo con ese ciclo, cuando crezca.

Pero centrémonos en una palabra clave: educación. Todos estamos de acuerdo en que la educación es esencial para el desarrollo de un niño, no sólo la que se imparte en los colegios, sino el ambiente en el que crece, y que se convierte, por observación-imitación, en una forma importantísima de educación. Los padres son responsables del ambiente en el que crece su hijo, así como de toda su educación en general. Son los que deciden qué manos pueden hurgar en la plastilina y qué manos no son las adecuadas, y por eso intentan alejar a las amistades peligrosas, por poner un ejemplo.

Piensen ustedes en la introducción que les acabo de presentar, en el símil de la plastilina, y lean ahora estas líneas: "Porque, claro, cuanto más pequeño sea el niño más posibilidades hay -¡menudo escándalo!- de que comulgue creyendo en la naturaleza del sacramento, creyendo que de verdad Cristo viene a vivificar su fe para siempre. Y esto es lo que los enemigos de la Iglesia pretenden evitar a toda costa ." Estas palabras salieron de la pluma de Juan Manuel De Prada, colaborador del periódico ABC, en honor al cardenal Cañizares, que propone, desde el Vaticano, rebajar la edad de la primera comunión a los 7 años, o incluso antes. ¿El motivo? Porque a esa edad los niños ya tienen suficiente uso de la razón. Hoy en día, los críos comulgan a los 9 o 10 años, después de una dudosa catequesis que muchos clasificarían (y clasifican) como un lavado de cerebro.

Señores, yo fui a catequesis y tomé la primera comunión. No voluntariamente, claro está, porque a mis tiernos 10 años poco podía entender de Jesucristo y de la religión y de todas sus hazañas. Les puedo asegurar que a los diez años yo no tenía uso de la razón, y no porque fuera retrasado, sino porque eso es lo normal. Tomé la comunión porque todo el mundo la tomaba, y por los regalos, no porque sintiera la llamada de la fe que los señores de los púlpitos pretenden encontrar en los niños. Mis padres no se negaron, porque si bien no son católicos convencidos, tampoco vieron grandes inconvenientes. Así que sufrí un adoctrinamiento basado en memorizar oraciones (aún recuerdo un par de ellas, no hicieron mal su trabajo), leer pasajes seleccionados de la biblia y de los testamentos (sólo aquellos bonitos, con mensajes de paz, amor y amistad, omitiendo aquellos del "dios cruel y despiadado") y practicando la ceremonia que iba a marcar un hito en nuestras vidas. Supuestamente.

Además, ¿qué uso de razón hace falta para convertirse en creyente? ¿Qué tiene que entender un niño para abrazar la fe cristiana? Como la criatura que se asusta con las historias de fantasmas, porque se las cree, sólo es necesario eso, contar historias al niño, insistir, suprimir el poco pensamiento racional que tenga a esa edad, convencerle de que Jesús murió por nosotros, de que tenemos que ir a misa y rezar, y ser buenos, y poco más. Simplemente, sólo hace falta sembrar la semilla del dogma, ahora que es joven, ahora que es débil, ahora que la plastilina aún está blanda, manipular su mente ahora que podemos para que cuando crezca vea la religión como algo natural, porque su subconsciente así lo creerá: bendita catequesis y bendita primera comunión. Pero, ¿porqué limitarnos a eso? Cuanto más joven sea el niño, menos defensas tendrá, más fácilmente podremos atraerle a la secta católica, quiero decir, a la Santa Madre Iglesia Católica; para inculcarle ideas retrógradas, anticuadas y dogmáticas, quiero decir, para que abrace la fe católica y vea la luz; y así, la sociedad seguirá aborregada, quiero decir, iluminada por la fe verdadera. Adelantemos la edad de la primera comunión para que la plastilina esté más blanda.

Cuando pienso en lo que pasé hace unos años, en mi catequesis y en mi comunión, sólo veo sucios dedos tocando mi plastilina.





Víc.

lunes, 16 de agosto de 2010

todo me da igual



nunca he sido un lobo feroz yo siempre fui ese patito feo que se escondía bajo un caparazón guardaba su corazón y que creía en los cuentos

no soñaba con ser un Dios, solo ser uno más en este juego no quedan fichas, ni tampoco ilusión solo tengo una misión, la de salvar mi pellejo

porque el mundo así me ha hecho vacio por dentro porque ladro, porque muerdo, porque soy muy perro soy un delincuente con los sentimientos. porque todo me da igual.

porque me lavo las manos, yo me desentiendo solo barro mi parcela, me da igual lo vuestro soy un delincuente con los sentimientos. porque todo me da igual.



Víc.

martes, 29 de junio de 2010

lady gaga quiere cadáveres en sus conciertos


...así que yo le recomiendo que empiece con su padre y con su madre, si tan polémica quiere ser.

obras de arte o no, lecciones vívidas de anatomía o no, no dejan de ser personas, o mejor dicho, fueron personas que un día decidieron donar su cuerpo a la ciencia, o al arte, sabiendo que serían diseccionados y "plastificados", y que luego miles de personas los admirarían, bien por la belleza que, literalmente, hay en su interior, bien por todo lo que se puede aprender de ellos.

pero me juego un pie a que ninguno de ellos desearía ser degradado, convertido en el juguete de una "diva" pretenciosa, en un instrumento de morbo, mientras una señorita "curiosamente" ataviada (por ser generosos) baila a su lado, pone caras orgásmicas y, seguramente, se refriega con ellos.

es vomitivo. el simple hecho de que se le haya ocurrido, además de provocarme arcadas, también me provoca unas enormes ganas de echarle la pota en toda la cara. dios mío, eso sí que sería polémico. meterse el micro por el chirri y seguir cantando, también. sacarse la cera de las orejas y comérsela en medio de un concierto, también. tirarse un pedo y amplificarlo con el micro (después de que saliera de su purrusaldo), también. hay miles de cosas que podría hacer con su cuerpo y que provocarían polémica, así que, señora gaga, empieza por el tuyo, y luego, si eso, podrás usar el de los demás (aunque no creo).


Víc.

sábado, 26 de junio de 2010

del amor al prójimo



Vosotros os apretujáis alrededor del prójimo y tenéis hermosas palabras para expresar ese vuestro apretujaros. Pero yo os digo: vuestro amor al prójimo es vuestro mal amor a vosotros mismos.

Huís hacia el prójimo huyendo de vosotros mismos, y quisierais hacer de eso una virtud: pero yo penetro vuestro «desinterés».

El tu es más antiguo que el yo; el tu ha sido santificado, pero el yo, todavía no: por eso corre el hombre hacia el prójimo.

No conseguís soportaros a vosotros mismos y no os amáis bastante: por eso queréis inducir al prójimo a que ame, y doraos a vosotros con su error.

Yo no amo tampoco vuestras fiestas: demasiados comediantes he encontrado siempre en ellas, y también los espectadores se comportaban a menudo como comediantes.


"así habló zaratustra", Nietzsche


Víc.

jueves, 10 de junio de 2010

el lobo estepario

Por ejemplo, cuando Harry en su calidad de hombre tenía un bello pensamiento, o experimentaba una sensación noble y delicada, o ejecutaba una de las llamadas buenas acciones, entonces el lobo que llevaba dentro le enseñaba los dientes, se reía y le mostraba con sangriento sarcasmo cuán ridícula le resultaba todo esta distinguida farsa a un lobo de la estepa, a un lobo que en su corazón tenía perfecta conciencia de lo que le sentaba bien, que era trotar solitario por las estepas, beber a ratos sangre o cazar una loba, y desde el punto de vista del lobo toda acción humana tenía entonces que resultar horriblemente cómica y absurda, estúpida y vana. Pero exactamente lo mismo pasaba cuando Harry se sentía lobo y obraba como tal, cuando le enseñaba los dientes a los demás, cuando respiraba odio y enemiga terribles hacia todos los hombres y sus maneras y sus costumbres mentidas y naturalizadas. Entonces era cuando se ponía en acecho en él precisamente la parte de hombre que llevaba, lo llamaba animal y bestia y le echaba a perder y le corrompía toda la satisfacción en su esencia de lobo, simple, salvaje y llena de salud.



"el lobo estepario", Hermann Hesse



Víc.

miércoles, 9 de junio de 2010

astronauta extranjero 1

Hoy me he levantado algo extrañado. Había mucha luz en la habitación, y me he extrañado por no desvelarme, o despertarme un poquito. En fin. Me he puesto los calcetines, he rellenado la botella de oxígeno y he bajado. El desayuno, normal. Echo de menos las tortitas de palomas y los caucasianos, pero no es culpa suya no conocer tales delicias alimenticias (debería empezar a dedicarme a la poesía: me ha salido una rima involuntaria). Nota mental: este planeta es muy rico en palomas. Eso es bueno. Pero está mal visto comérselas. Eso es malo. Así que el turismo no sería posible; tal vez una invasión o dominación por parte de nuestra Federación. Nota mental: dicen que hay unos seres llamados "cucarachas" y que al parecer sobrevivirían a una explosión nuclear. He intentado comunicarme con ellos, pero, de momento, poco he conseguido. Es improbable que sean extraterrestres. Aunque algunos tiene alas y vuelan. Las alas son unas extensiones planas y móviles del cuerpo de algunos animales, que les permite elevarse en el aire y moverse torpemente. Las "cucarachas" no son los únicos animales con alas: hay otros, llamados genéricamente "pájaros", cuyo género se caracteriza por la presencia de estos artilugios biomecánicos. Nota mental: descubrir porqué hay pájaros con alas pero sin capacidad de volar (véase pingüinos, kiwis...).
Se acerca una terrícola. Me despido, por precaución.

domingo, 6 de junio de 2010

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"Gatito";
o como las cosas parecen más bonitas de lo que son cuando se maquillan en una historia con animales adorables;
o como las explicaciones, además de innecesarias, son ofensivas cuando se revisten de victimismo




Había una vez un niño. Un niño al que no le gustaban los animales. Más bien, no es que lo le gustaran. Lo que pasaba es que no quería que su vida girara en torno a ellos: le gustaba acariciarlos una, dos veces, pero al final siempre se acababa cansando y los abandonaba en la calle. Con el tiempo, el niño aprendió que adoptar animales para luego abandonarlos era cruel, así que se limitó a acariciarlos espontáneamente cuando los veía por la calle. Disfrutaba esos momentos, sencillamente, sin complicaciones, porque él lo que quería es acariciar, y los animales, al fin y al cabo, ser acariciados. Algunos animalitos, no obstante, insistían en acompañarlo hasta su casa, pero el niño no los quería y les cerraba la puerta en las narices. Su madre le reprendía, pero él no podía hacer otra cosa: así era, y no podía cambiarlo. El niño añoraba su juventud, cuando aún no se había corrompido su amor por los animales, cuando no estaba sujeto sólo a las caricias temporales.

Un día, el niño vio a un gatito muy bonito. Sintió ganas de acariciarlo, pero se contuvo. Sabía que no traería nada bueno, que el gatito le seguiría hasta su casa y que él tendría que prohibirle la entrada. ¿Porqué los gatitos necesitan vivir contigo? El niño, aunque no compartía esa necesidad, la respetaba, y por eso no acarició al gato la primera vez. Tampoco las siguientes. Pero, semanas más tarde, mandó a la mierda a sus convicciones y le pasó la mano por el lomo. El pelo del gatito era muy suave; tenía unos ojos muy abiertos y muy bonitos, y sonreía constantemente. El niño entendió que quería al gato. Pero tenía miedo: no quería dejarlo entrar en su casa. "Quédate ahí fuera", le dijo, señalando el florido jardín. El gato parecía feliz allí; correteaba, daba brincos, y no dejaba de sonreír. El niño lo acariciaba de vez en cuando, acostumbrándose poco a poco a la nueva presencia. Ya no le interesaban otros animales, porque el gatito estaba en su jardín.

El niño se levantó una mañana muy triste. Y además no vio al gatito en su jardín. "Qué extraño", pensó. Había pequeñas huellas felinas, así que siguió el rastro. Había otro niño acariciando al gatito, en su propia casa. El niño pensó que sería una confusión, o una broma, o un malentendido; pero no, el gatito, sin decirle nada, se había instalado en la casa de su nuevo amo. El niño lloró mucho y luego se rió, porque entendió cómo la culpa era suya, por confiar en los animalitos y dejarse engañar por su inocencia. A través del cristal, el niño vio cómo el gatito le miraba con ojos tristes y ponía caritas apenadas, pero a él todo eso le pareció una burda pantomima, y sólo hizo que le entraran más ganas de reír. Así, desquiciado y entre carcajadas, el niño volvió a su casa y rompió la cestita que le había estado preparando pacientemente al gatito. Y pensó que, en el fondo, no estaba seguro de que le hubiera dejado entrar. "Tal vez sea mejor así", pensó. El gatito era feliz, su nuevo amo era feliz, él mismo era pseudofeliz, como siempre había sido.

Más tarde se dio cuenta de que el gatito era más parecido a él de lo que pensaba. Tampoco podía sentir amor (o, al menos, por los demás), pero le gustaba engañarse y sentirse seguro en las casas. Poco importaba el dueño: el gatito sólo quería dormir entre mullidos cojines y estar calentito al lado del fuego. Las frías caricias en el jardín no eran suficientes. Pero eso a él ya no le importaba. Deseó para sus adentros mucha suerte al gatito y siguió su camino, tal vez no el más fácil ni el más agradable, pero sí el único que conocía.

Y el niño entendió porqué le gustaba tanto que Dios matara gatitos.



Víc.

viernes, 4 de junio de 2010

Amor 7


"A veces olvidamos cosas, ¿sabes? Cosas que no deberíamos olvidar nunca. Hay gente que se consuela en las relaciones personales, se aferra a ellas y desarrolla una dependencia absoluta del resto de seres humanos. Esto no es malo en sí, claro está; pero se convierte en malo cuando alguna de esas personas nos hace daño. La dependencia, en ese momento, se invierte por completo y se transforma en el arma más punzante que podamos imaginar, porque donde antes había un pilar indispensable en nuestra vida, ahora hay vacío. La columna que creíamos sólida y eterna se desvanece, se hace trizas, se derrumba ante nuestros ojos. Y entonces el edificio, nuestra mente, nuestra personalidad, nosotros mismos nos derrumbamos con él. Nos afecta, y mucho. Es algo que no deberíamos olvidar nunca: la gente duele. Las personas duelen. Las relaciones, de cualquier tipo, duelen. Pero hay un remedio, sí, ¡lo hay! No construir sobre ningún pilar. Que la casa se sostenga por sí sola, sin que necesitemos a nadie; que ningún arquitecto incompetente ponga pilares ni muros ni bovedillas ni tonterías. Que nosotros nos mantengamos por nosotros mismos. Pero, ¡qué fácil suena la teoría! Porque, inconscientemente, esos pilares se cuelan pérfidamente, se escurren y escapan a todo control racional. Los malditos pilares pueden estar ahí sin que los veamos. Los muy hijos de puta. Y, ¿qué hacer? Demoler, y reparar. Construir sobre roca, y no sobre el polvo, que se desvanece y el viento lo arrastra, y luego viaja a otros lugares y es muy malo de ver. Pero tú, ¡la más puta entre todas las putas! ¿Acaso tienes tú malicia? ¿Acaso tú me amas, o siquiera finges hacerlo? Ni hablar del peluquín. Tu eres sincera, y en tu corrupción, eres la más pura; que ellos se revisten de inocencia pero luego tienen el alma podrida. ¿Acaso tú me sonríes, o finges que te interesa lo que te digo? No lo haces. Lo siento si te aburro, pero para eso te pago. ¿Porqué me atraes tanto? Si eres vieja y estás arrugada. Debería añorar cuerpos jóvenes, pero no, tu vejez no es dolorosa, ni tus arrugas me hacen daño. ¿Sabes qué? Creo que te amo. ¡Te amo! Y, ¿sabes otra cosa? Creo que estoy desquiciado. Pero no me importa, porque ellos no me importan y yo no le importo a ellos. Todo el mundo está contento y cada uno se tiene lo que se merece. ¿Seguro? No lo creo. ¡Aparta, maldita puta! Déjame en paz con mi botella. Déjame tranquilo, que me quiero dormir abrazando el frío cristal, porque él si que no me hará daño, él sí que es una compañía segura y fiable. Oh, las baldosas, tan suaves al tacto. ¿Qué le hace pensar que es mejor que vosotras? ¿Resistiríais un cabezazo mío? Oh, cielos, ¿es eso sangre, lo que me resbala por el cuello? Sí, veo el suelo rojo y... hum, sabe a sangre. Benditas baldosas, sois más duras que mi cabeza. (Risas). ¡Nunca había sido tan feliz! Pero, ¿aún sigues ahí, vieja chocha? ¿Qué haces? ¿Porqué lloras? ¿Te apiadas de mí, crees que he perdido la chaveta? ¡Te equivocas, zorra! Soy feliz aquí entre mis nuevos amigos; ellos nunca me defraudarán y nunca me harán daño. Una nube me tapa los ojos, ¡qué contrariedad! Mis sentidos se difuminan, ¿estoy llorando? Pero estoy feliz, porque todo el mundo duele."



Víc.

martes, 18 de mayo de 2010

Mi mundo, tu mundo.

Mi mundo es un constante devenir de formas convulsas que se contraen y se expanden constantemente, fluyendo y girando sin parar, retorciéndose y gritando. Algunas formas son oscuras y otras más claras, pero siempre me confunden los colores, y el movimiento me aturde y no sé elegir. En el centro, a veces cierro los ojos y escucho. Sólo oigo el susurro de las nubecitas alargadas moviéndose, una fricción como de telas sedosas; y el constante latido de mi corazón. Lento y constante, lo oigo, vivo.
Veo también figuras sólidas, muchas veces con forma de personas, y que creo que se intentan comunicar conmigo; de ellas y ellos también emanan formas vaporosas que suben, bajan, y se unen al baile de mi mundo. Están muy difusas por la niebla. Cuando las miro, es como si un velo me cubriera los ojos, y cuando me hablan, sólo oigo murmullos incomprensibles. Pero sí, es indudable que me dicen algo.
Algunas formas sólidas son agradables, y me intento acercar a ellas. Quiero tocarlas con mis propias manos y saber qué son, y cómo saben, y qué quieren. Pero a medida que camino hacia las figuras, el velo se hace más intenso, los músculos se me fatigan y mis oídos se embotan más. Hago un esfuerzo y mantengo los ojos abiertos; concentro la vista y veo las figuras más definidas. Son de colores vivos, aunque algo difusos, y tienen los brazos abiertos: me están recibiendo, quieren abrazarme.
Y entonces ocurre. De repente, las formas que flotan en el aire se mueven desde todas partes, se condensan, crecen y me rodean. Noto cómo tiran de mis brazos y piernas, noto cómo se agolpan en mi cara y no me dejan respirar. Me veo envuelto en una nube negra impenetrable, y las figuras sólidas se van desvaneciendo ante mis ojos, también cubiertas por las corrientes oscuras de mi mundo. Alargo a duras penas una mano, la extiendo hacia ellos, pero entonces recibo un impacto brutal en el pecho que me proyecta unas cuantos metros hacia atrás. Caigo boca abajo y me quedo tendido en el barro, semiinconsciente.
Me incorporo lentamente, notando el sabor de la sangre en mi boca. Alzo la vista y veo como las sombras se reorganizan, parte volviendo a por mí, parte acosando a las figuras sólidas, ahora más lejos. No tiene sentido, pienso. Este es mi mundo. Con una nueva determinación, me levanto del todo, justo a tiempo para ver como las formas oscuras se abalanzan para rodearme de nuevo. Entonces abro los brazos y grito con toda la fuerza de mis pulmones; el sonido desgarrador hace eco en mi mundo y llega hasta todos los rincones.
Las formas oscuras se han detenido a unos metros, formando una barrera en continuo movimiento, sin acercarse más. Pero noto la presión que ejercen sobre mí, así que pienso que no aguantaré mucho tiempo. Intento controlar mis pensamientos y emociones, y me siento desconsolado. No hay nada que pueda ayudarme.
Entonces veo una sombra tímida, reptante, brillante, azul, que se acerca a mí. Destaca entre la oscuridad por su color y por su pureza. Cuando llega a mi lado, siento cómo, de alguna forma, se funde conmigo. Oigo una voz en mi cabeza que me dice: "Tus buenos pensamientos te ayudarán." Y entonces, salidas de la nada, formas coloridas y vaporosas aparecen y se me acercan. Cada una es el recuerdo de un buen momento, o de un buen sentimiento, o de un pensamiento noble, y me los susurran a medida que van llegando. Asombrado, me miro: soy como una estrella radiante en la que refulgen mil colores. Abro los brazos y grito, esta vez con más fuerza, y una onda amarilla, verde, roja, violeta, azul, rosa, naranja, marrón, blanca y turquesa barre el cielo de mi mundo, centrada en mí, mientras el rugido vital de mi garganta la acompaña y refuerza, y veo como las formas oscuras se contraen y se desvanecen, se acobardan y huyen, asustadas. Me siento más vivo aún.
Ahora no hay nada que nuble mis ojos ni entorpezca mi camino. El aire está fresco y limpio, y todo se ve más alegre, sin el monopolio de la escala de grises: ahora veo y ahora escucho con impaciencia los sonidos de un mundo que no creía que fuera el mío. Ya no hay duda de que las figuras sólidas son personas, personas que están tumbadas en el suelo. ¿Qué les pasará? Me acerco, brillando.
Lo que me parecían muchas figuras, se transforman, de repente, en una sola. Es una mujer muy hermosa que parece dormir entre la generosa hierba; está desnuda. Su piel es suave a la vista y huele a leche y a miel caliente. Pero hay algo en su rostro que me cautiva, no sé si es la sonrisa, o la inocencia que desprende, o sus labios rojos. Me quedo admirando su boca perfecta, y decido que quiero besar esos labios.
A medida que me acerco, un halo rojo intenso sale de mi boca, y otro de la suya, como anticipándose al contacto. Se unen en el aire y se mezclan con pasión. Siento cómo si hubiera perdido una parte de mí, pero no me importa si es para dársela a ella. La beso.
En ese momento, y para mi sorpresa, ella abre los ojos. Los tiene marrones y cautivadores. Me mira fijamente un instante y luego sonríe; después, empieza a reírse con dulzura.
Y es entonces cuando me doy cuenta de que es una trampa. La nube roja que nos rodeaba se emponzoña y se oscurece, se hace pesada y me corta la respiración. Ella sigue riéndose, ahora con crueldad, con el gesto retorcido, mientras su cuerpo se descompone y libera olas y olas de lodo pestilente. Me empuja, y su tacto me quema la piel. De repente, todo el paisaje pierde su color, y las sombras negras reaparecen, saliendo del suelo, materializándose de la nada, abalanzándose, girando en un círculo cada vez más estrecho, y más, y más, hasta que me arañan la carne.
Ahora, ella no es más que un cuerpo podrido y corrupto. Ya no tiene ojos; ahora las órbitas oculares son pasto de gusanos. Aún así, me mira, y también se ríe, aunque su mandíbula haya dejado de moverse. Las nubes negras maltratan mi pobre cuerpo sin cesar. Noto cómo se meten por los agujeros de mi nariz y llegan a los pulmones, desgarrándome por dentro. Intento reunir fuerzas, pero ya no me quedan. Busco a los buenos pensamientos, pero ya no están. Lo único que veo es un baile esperpéntico que gira sin parar a mi alrededor.
La risa no para, aunque el cuerpo de ella se haya convertido por completo en polvo. Es entonces cuando me parece distinguir algo. Esa risa me resulta familiar. Conozco esa risa. ¿No soy yo mismo riéndome? ¿No es mi risa la que se me tortura, acaso no me estoy riendo de mí mismo? Caigo de rodillas y me siento más débil que nunca. "Este es mi mundo", me quejo, con voz apagada. Pero no tengo fuerzas para detener el torbellino que me aplasta. Descubro entonces que todo lo he creado yo. Que todo lo ha creado mi mente. Que mi mundo es así, que las sombras negras son mis malos pensamientos e incapacidades, y que me dominan.
Aterrorizado, casi cubierto por el lodo, la sangre fresca me llena la boca y me resbala por la cara. Alzo la vista más allá del manto oscuro que me rodea, pero sólo veo oscuridad, y la risa malvada se intensifica hasta volverse insoportable. Busco con desesperación algo a lo que aferrarme, pero las figuras sólidas, las sombras de colores, todo ha sido corrompido por el lodo y las sombras negras. Me pitan los oídos. Intento hacer un último esfuerzo, me rechinan los dientes, pero todo es en vano. He caído en mi propia trampa, y pierdo la consciencia y me derrumbo.



Y el tuyo, ¿cómo es?

En respuesta a Laura (Nakashe).




Víc.

domingo, 9 de mayo de 2010

SOBRE TOLERANCIA Y RELIGIÓN


Nuestros padres siempre nos decían de pequeños que debíamos respetar y tolerar a todo el mundo. Aunque fueran diferentes o no pensaran igual que nosotros. Luego, cuando ya eramos algo más mayores, nos encontrábamos con una contradicción, con algo que nos confundía: ¿merece todo el mundo ser tolerado? Sin duda, nos decían que no, que no todo debe ser respetado. Nos decían que aquello que no respeta a los demás, aquello que no tolera algún comportamiento humano, o aquello que intenta recortar la libertad individual (siempre dentro de sus límites lógicos), no merece ni respeto ni tolerancia. Pero, a esas edades, lo que nos decían era: no hay que tolerar lo que está mal. Simple, pero cierto.

En principio, todo ser humano y todo acto que de él o ella se derive merece la tolerancia del resto de seres humanos, en aras de respetar la libertad individual. Pero antes de ofrecer nuestra tolerancia, los actos deben pasar por una especie de filtro, que seleccionará aquellos que nos parezcan aceptables y aquellos que merezcan nuestro rechazo absoluto. La libertad debe enmarcarse siempre dentro del respeto a otros humanos, y si una actuación determinada quebranta ese principio básico, entonces el acto pierde su derecho a ser tolerado. Y la sociedad no sólo puede, sino debe, rechazarlo con contundencia.

En el filtro de la tolerancia no se tienen en cuenta valoraciones personales, sino principios universales que son comunes a toda la humanidad y están por encima de nosotros. Que algo no nos guste no nos da derecho a no tolerarlo. Pongamos que Pedro odia los helados de fresa; al fin y al cabo, es libre de hacerlo, puede odiar lo que quiera. Ahora, imaginemos que Pedro se dedica a boicotear a todos los niños que se compren un helado de fresa (ya sea tirando el helado al suelo, o amenazándoles, o agrediéndoles, o haciendo campaña en contra de los helados de fresa, o increpándoles por sus gustos), amparándose en su odio y transformándolo en intolerancia. Para todos es evidente que Pedro está equivocado y que no tiene ningún derecho a mostrar ningún tipo de intolerancia hacia los helados de fresa.

Ahora pensemos en Alfonso, que observa con ojos atónitos la campaña anti-helados de fresa de Pedro, y que incluso le ve acusando a un niño por su elección de sabor. ¿Sería legítimo que Alfonso mostrase su intolerancia hacia Pedro? ¿Sería legítimo que Alfonso rechazara tal comportamiento injustificado e intentara hacerle entrar en razón? Alfonso se acerca con determinación a Pedro y le dice que no tiene derecho a actuar en contra de los helados de fresa. ¿Y cómo reacciona Pedro? Pues Pedro pone el grito en el cielo e invoca su derecho a ser respetado. “Debes respetar mis creencias; ¿acaso yo no respeto las tuyas?”.

Ahora dejémonos de helados y pensemos en la religión. En nuestro símil, la intolerancia hacia los helados de fresa, que todo el mundo tomaría a modo de chiste, es sustituida por valores tan tolerables y respetables como la misoginia o el sexismo, por ejemplo. Porque es ley divina que el sexo femenino esté siempre supeditado y sumiso al masculino. Dios castigó a ambos sexos, pero se le fue más la mano con las mujeres: todo sufrimiento que reciba ella estará justificado porque fue Eva la que ofreció la manzana a Adán. Y si no, escuchen lo que le dijo Dios: “Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará.” De ahí a justificar la violencia de género no hay mucha diferencia. Porque si la mujer de Dios se pone tonta, a Dios se le suelta la mano. Amén.

O la homofobia. Porque sólo hombre y mujer pueden ser pareja, no se admiten más combinaciones. Todo lo demás es una abominación y merece ser calificado como “enfermedad”, sin hablar del absoluto y completo rechazo que les profesaremos. Fomentar la segregación y la marginación hacia todo aquel que no sea completamente heterosexual está totalmente justificado, puesto que esas tendencias repulsivas son las que pervierten y degeneran a los niños, a la sociedad y a los valores morales. Ser homosexual es un delito en muchos países, y lo sería en muchos más si la decisión se dejara en manos de religiosos. Parece poco, teniendo en cuenta que, para algunos entendidos, la homosexualidad es la causa de los abusos pederastas de miembros de la jerarquía eclesiástica a menores.

Sin olvidar tampoco el racismo o la promoción del odio hacia aquellos que no pertenecen a la religión propia. Para los fanáticos de una religión, el resto del mundo se divide en infieles y ateos, y ambos merecen ser objeto de intolerancia y lucha activa, o, como mínimo, ser observados con lástima, como quien observa a un ser inferior o a un condenado a muerte. No es necesario recordar que las cruzadas medievales, muy lejos de haberse extinguido, siguen vigentes, ya sea en el más puro ámbito violento (cambiando las espadas y catapultas por modernas ametralladoras y coches bomba) como en un sentido sutil y elegante, marginando en un país al resto de creencias o educando a los niños en una única religión. Sobran los ejemplos.

O, ¿qué me dicen de las trabas que pone la religión al avance en materia de ciencia, derechos civiles o ética? La igualdad es difícilmente concebible para alguien que odie a los homosexuales o se crea superior a las mujeres, o incluso para mujeres que acepten su rol de sumisión al hombre. La libertad no se consigue cuando el aborto se niega a ultranza, incluso en casos de violación o malformaciones en el feto, basándose en las premisas de un Dios inflexible. El derecho a la salud no se alcanza cuando las investigaciones científicas son frenadas o ralentizadas por una ética absurda que se extrae de libros escritos hace cientos de años. Una sociedad religiosa es una sociedad anclada en el pasado, temerosa de los cambios, intolerante con el progreso y, en general, con todo aquello que valore personalmente como erróneo o incorrecto.

Pero no deberíamos dejar de lado un tema importante: la violación de las mentes de los niños que supone imponer (enseñar) una religión desde la más tierna infancia, no sólo en escuelas privadas o concertadas, sino también en escuelas públicas. Es inadmisible que tal posibilidad (que habitualmente llega a convertirse en obligación, si la presión de grupo es suficientemente fuerte) sea consentida tanto por los gobiernos como por los ciudadanos en general. Pero claro, es de esperar que los incesantes esfuerzos de la religión, combinados con la tolerancia que se le profesa sin merecerlo, tengan, como mínimo, algunos resultados.

Así que, en efecto, la intolerancia hacia los helados de fresa es risible, y ustedes bien podrán mofarse a carcajadas... pero no tanto estos temas. Pedro podría ser cualquier religioso o creyente que, activa o pasivamente, defendiera los ideales que hemos esbozado, y Alfonso, cualquier persona que abriera los ojos, se diera cuenta del abuso y se dedicara a rechazarlo por todos los medios posibles.

La religión no es tolerable. Los ideales y creencias que propugna, no son defendibles de ninguna manera, ni merecen ningún respeto, por violar los derechos más básicos del ser humano. Ningún religioso nos podrá acusar de intolerantes, pues, como hemos dicho, no tolerar la intolerancia es un deber equiparable a la legítima defensa, y si ante una injusticia alguien decide callarse o su rechazo no es contundente, entonces se convierte en cómplice de todo lo que se derive de esa injusticia. Si no mostramos abiertamente nuestro rechazo, nosotros también estaremos a favor de la misoginia, la homofobia o el odio infundado, por poner unos ejemplos.

Ante la religión, debemos defendernos. Tenemos el derecho a defendernos y a proclamar que no creemos en sus valores, que sus creencias son inadmisibles y que sus intentos por imponer su manera de pensar y su modo de vida a toda costa son, además de ridículos, imposibles. Les diremos que forman parte de un grupo con una jerarquía corrupta y que huele a podrido, les diremos que sus esfuerzos no les servirán de nada , y les diremos que, tarde o temprano, alguien verá amanecer un día en que la humanidad esté totalmente liberada de prejuicios, dogmas y fanatismos. Un día sin religión.



Víc.





lunes, 3 de mayo de 2010

canciones













"Twisted tongues will place you in their category
Face to face you'll hear them tell a different story
Loose lips may sink ships, but honesty's forever
Eyes of envy try to cut and try to sever

Cowards that hide behind their words
Don't care whose feelings will get hurt
Their eyes are blinded by their rage
Beware the voice without a face."



"covered in cowardice", Billy Talent



Víc.


viernes, 23 de abril de 2010

amor 6




"-Me siento extraño y ajeno. Si, a veces me mezclo entre la gente, pero, ¿crees que me siento uno de ellos? Estoy enfermo del ánimo, del espíritu, de algún modo. No sé cómo, pero me afecta un virus extraño que me corroe por dentro, y me contagia el mal ánimo y la apatía. Allá donde miro sólo veo vanalidad, estupidez o hipocresía. Todo lo que tiene que ver conmigo está corrupto e infestado, ¿no lo sientes tú misma? No, claro, contigo es diferente. Tú no eres como ellos. ¿Sabes qué? ¿Te he dicho alguna vez lo que me pareces? Me pareces más pura que veinte normales, y más bella que cien de ellos. Pero las náuseas acechan cuando les miro. El circo del fingimiento busca nuevos actores y actrices que interpreten la comedia (tragicomedia), y nunca faltan personas para tan elevada obra. Tal vez todo sea culpa del alcohol, tal vez, culpa del pensamiento, Tal vez todo sean imaginaciones mías. Pero asistimos a la degradación, bienvenidos a la decadencia, bien de las personas que me rodean, bien de mí mismo. Ciertamente, la tristeza es mi cultivo, y de ella vivo, para siempre, porque de ella me alimento, y de ella vivo. Todo lo transformo en horrendo o pésimo o caduco, así que poco me importa. La costumbre así me mantiene, y por costumbre me mantengo en este círculo que vicia y no me deja escapar: es un círculo de vileza, incapacidad, dejadez, e imposible. Nada queda por hacer, porque todo esta hecho y ninguno de sus resultados es esperanzador. La vida es un ciclo y se repite la misma cantinela sombría una, y otra vez, hasta el final. Vete y no vuelvas.”


Víc.

miércoles, 14 de abril de 2010

Cómo perder la fe en la humanidad, Vol.1

Esta es la primera vez que escribo aquí sin esconderme detrás de historias, así que me dispongo a contar una anécdota sobre mi vida, como hace un Blogger normal y corriente. Mi nombre es Víctor y en realidad nunca he jugado al cricket.

Hace un par de días lancé al Tuenti un modesto evento que quería compartir con la gente, básicamente por dos motivos:

a) Protesta "sutil" contra esos eventos que te prometen poder ver quién visita tu perfil si reenvías a todos tus amigos el evento en cuestión, y cuya prueba más creíble (además del testimonio extremadamente fiable del autor/a) es una imagen a todas luces modificada con el Paint.

b) Arrancar una sonrisa a todos aquellos con un mínimo de sentido del humor.

Quería hacer algo MUY absurdo, algo que sonara tan absurdo que la gente se riera sólo con leerlo. No se me ocurrió nada mejor que un rayo láser que rasca el culo desde un satélite en el espacio (en honor al famoso momento, en Padre de Familia).
Así que allí estaba yo, jugando con el Paint (un programa con más funcionalidades de las que parece, por cierto), y engendré la imagen que puse en mi evento.


Sólo me quedaba el texto, que reza así:


"
YO TAMBIÉN ODIO LOS EVENTOS DE "INVITA A TODOS TUS AMIGOS" Y PREFERIRÍA UN LÁSER QUE ME RASCARA EL CULO DESDE UN SATÉLITE EN EL ESPACIO ANTES QUE VER QUIEN ME HA VISITADO EN EL TUENTI

"
TÚ TAMBIÉN QUIERES RASCARTE EL CULO CON UN RAYO LÁSER DESDE UN SATÉLITE EN EL ESPACIO?

Es cómodo, simple, y lo mejor de todo... es que sólo tendrás que hacer un click!
Transforma ese incómodo movimiento de brazo en un único y elegante "click" en tu ordenador.

Pero "Tuenti" sólo concede esta aplicación a los usuarios más antiguos y activos, así que tendrás que demostrarlo con tres sencillos pasos:

1. Dale a "Quizás" o a "Voy a ir".

2. Invita a TODOS TUS AMIGOS.

3.Reinicia tu Tuenti y... listo! Ya podrás rascarte el culo con un láser desde un satélite en el espacio, y todo sin moverte de casa!

A mi me funcionó, ya veis la foto, así que mucha suerte a todos!

"

Víc.

"

A mi parecer, tanto el texto como la imagen son bastante claros, así que no he podido salir de mi asombro al descubrir que había gente que se tomaba en serio el evento. Y ya para acabar, haré una recopilación de los comentarios peyorativos más graciosos que ha dejado la gente culta e ilustrada, como exquisitas perlas de buen gusto:

Huracan Rasta Avui a les 23:00

k no somos tontos,...como TU! subnormal


Ismael Cerezo Avui a les 22:51

miraa podriaas usaar el rayo esee laseer y poner la orejaa

nos apostamoos algoo ??

yo digoo k el rayoo te salee por la otra orejaa !!

ademaas de jilipollas sin celebro


(NOTA IMPORTANTE: el individuo en cuestión, por una confusión en el teclado que no tiene nada que ver con su incultura y pésimos conocimientos de ortografía, ha escrito "celebro" refiriéndose al "cerebro". Lástima que alguien que no sabe escribir correctamente acuse a otros de no tener "celebro".)


Mario Sifre Avui a les 22:47

e nano pa rascarme el culo se lo pido a tu madre y yau ni clik ni ostias jajaja


Carmen Masierah Flamenkah Avui a les 22:44

ke puto amo ni ke ostias¿?¿?¿?
menuda mierda de evento nannooooo stas kosas k no me las pase nidios ostiiia puutaaaaaa

(NOTA 2: alguien debería decirle a Carmen que las vocales no dan la razón.)

Gaby Zeta Avui a les 22:42

funcionma muxoo i eso k mierda

Gaby Zeta Avui a les 22:43

no funciona k timadaa


(NOTA 3: la humanidad está perdida si hay gente tan lerda como para no captar una ironía tan evidente. Pues claro que no funciona. Tonto'l bote.)


Simón David Duque Carmona Avui a les 20:57

menuda puta mierda...


Pablo Heavy Avui a les 20:10

Me lo parece a mi,o la gente esta cada vez mas gilipollas?


Marta Martu yatiqueteimporta Avui a les 18:46

-.-' como t aburres xaval..


Valentin Sarmiento Concha Avui a les 17:48

tonteria la foto se ve claramente k esta modificao simplemente por el color


(NOTA 4: todo un Sherlock Holmes. Lástima que no vea tan bien las ironías.)


Sergio Cabezas Merino Avui a les 16:23

cada diaa ay mas tonterias x akii


Carlos Fernández de Borbón Avui a les 00:28

pero qué chorrada es esta? iros a quemar contenedores y dejadme en paz joder



Pero no crean, ha habido muchos (la mayoría) que han sabido apreciar el simple y llano humor crítico. Sus comentarios no son tan graciosos, así que no merece la pena ponerlos (además, me acusarían de pretencioso). Pero no me resisto a poner uno.

Y allá va el mejor comentario que he leído:


Andrea Esteve Vives 13 de Abr, a les 18:26

Lo he hecho y aún no tengo la aplicación, esperaré con una sonrisa a que se cargue, ya que lo dice el chico este, al cual tuenti le ha concedido esclusivamente la aplicación para que nos explique y nos la podamos descargar de una forma muy común :) y si por lo que fuera no funcionara, le madeciré con un comentario, que se enteré de que a mí no me engaña nadie porque soy inteligente


Saquen ustedes mismos sus propias conclusiones sobre este, digamos, pequeño experimento psicológico.

Un saludo afectuoso,


Víc.